viernes, 24 de agosto de 2012

No me quedan palabras para escribirle,se me quedo corto decirle que lo echo en falta,que lo quiero y todo ese royo que siempre me es tan fácil de soltar...Da la casualidad de que siempre me doy cuenta de que quiero algo,en este caso a alguien cuando las cosas se han torcido de tal manera que es muy pero que muy difícil que lo vuelva a recuperar...y es precisamente esa dificultad lo que me atrae de él,no es alguien que tú puedas manejar,ni entender a la primera,ni a la segunda y tengo certeza de ello,es complicado,es tan impredecible...tan,tan no sé...
A lo mejor si me pides que describa a cualquier otra persona de este mundo te doy cada detalle de ella o él como si lo conociera de toda la vida,pero con él es distinto,puedo pasarme horas y horas a su lado y sentirme como al principio,como si nunca hubiéramos hablado antes... es demasiado complicado para mí explicar cómo es él,y así de difícil se me hace explicar lo nuestro...Era como un amor clandestino... un escape constante, era comodidad dentro del follón,como un silencio dentro de una gran fiesta,adrenalina, tensión,era un momento privado, inconfesable... Cuando amamos, el corazón del otro es un tesoro, y queremos arrebatar ese tesoro sin importar si tiene dueño o no. Nos atrae el amor clandestino, secreto, porque el amor cómplice se hace más fuerte, más nuestro y solo nuestro. La complicidad es un guiño, una aventura, y al amor le encanta la aventura. En el secreto cómplice hay libertad, porque escapamos de la mirada de los demás y nos permitimos ser libres, rebeldes, aventureros como los piratas. El amor secreto es mágico, cuando deja de ser secreto se vuelve real, y el amor real es un poco más complicado. El amor pirata no conoce el miedo, aborda, conquista, arrebata y roba. Y a veces paga las consecuencias... Un amor pirata es un amor que no puede ser y es por eso que nos atrae tanto.

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