Verte es como comer golosinas: si empiezo no puedo parar.
Cada mordisco sabe mejor que el anterior.
Sentir tu piel es como ver la tarta más irresistible:
No puedes evitar rozarla con el dedo índice y probarla antes de que la sirvan en el plato.
Pero a diferencia de las chuches, puedo atiborrarme de ti sin casi apenas respirar, no voy a engordar ni un gramo.
Si todo son ventajas, ¿cómo no van a entrarme ganas de comerte todo el día?
No hay comentarios:
Publicar un comentario