martes, 28 de agosto de 2012

Verte es como comer golosinas: si empiezo no puedo parar. 
Cada mordisco sabe mejor que el anterior. 
Sentir tu piel es como ver la tarta más irresistible: 
No puedes evitar rozarla con el dedo índice y probarla antes de que la sirvan en el plato. 
Pero a diferencia de las chuches, puedo atiborrarme de ti sin casi apenas respirar, no voy a engordar ni un gramo. 
Si todo son ventajas, ¿cómo no van a entrarme ganas de comerte todo el día?

No hay comentarios:

Publicar un comentario